La pregunta se repetía en las calles y era una de las principales dudas que periodistas portugueses se encargaban de responder cada vez que el gobierno anunciaba nuevas medidas en medio de la pandemia. ¿Se puede ir al Café?, ¿con cuántas personas? ¿en qué horarios?….La centralidad del café en la vida de los portugueses era visible hasta en una situación excepcional.

Recuerdo que un año antes, cuando pisé Lisboa por primera vez, estaba un poco abrumado. Acababa de llegar a un país donde pensaba vivir durante un año, un país con otro idioma, otra cultura, donde apenas tenía un par de contactos lejanos y siendo la primera vez que pisaba Europa. Entonces bajé del tren que me trajo desde Madrid, luego de 8 hs de viaje, y busqué una cafetería donde sentarme para buscar un poco de calma, poder caer, asimilar que ya estaba ahí. Mis amigos saben que siempre me gustó el café y suelo ser exigente con su calidad. Por eso lo primero que me sorprendió de Lisboa fue lo rico que era el café que estaba tomando, servido en una taza pequeña, con un sabor intenso y con un aroma delicioso. Pensé que estaba exagerando, que el contexto de nervios y ansiedad me hacía creer que estaba ante algo extraordinario cuando en realidad era un café normal. Pero no, era extraordinario. Al poco tiempo comencé a trabajar en una oficina y en uno de los primeros días se me rieron a carcajadas cuando pregunté si había café. No sólo había café, sino que los jefes habían invertido en una máquina y café en granos que muelen al momento de tomarlo. Cuando tuve un poco más de confianza se lo consulté a un compañero y me dijo que era fundamental la máquina de café expreso en el trabajo, nada de jarra de café o de instantáneo. Café de calidad en la oficina o autorización para ir a la cafetería, sino te ganás la bronca de los empleados desde el minuto cero. Tuve que controlarme después de las primeras semanas en que abusé del consumo de buen café tan a mano y gratis para tomar a lo largo del día, incluso comencé a servirle el café al resto de los compañeros, contentísimo de usar la máquina espresso.

En los primeros días de caminar por la ciudad, además del calor de agosto y el exceso de turistas de verano, me impactó la cantidad de cafeterías, bares y pastelerías que había. Y en todas había muchos clientes, personas paradas, sentadas, en la barra…todas con un cafecito en la mano, una bica como le llaman, no importa si era la mañana, el mediodía o la tarde.
Cómo no vas a tomar café, es una falta de respeto!!. Recuerdo aún que esa fue la respuesta indignada que Pary, un amigo fundamentalista de la merienda, le dió a otro amigo en común. En Portugal estarían bastante de acuerdo, cómo no vas a tomarte una bica!!
Tan así es que uno de los principales diarios del país describió al café tomado en la calle como un acto social y emocional de los habitantes. En definitiva, una cuestión de tradición, una tradición del espacio público, del encuentro con el otro. También supe que, según datos de la European Coffee Federation, el 70% de los portugueses declara que a la hora de tomar café, lo toma fuera de su casa (mientras que en la mayoría de países europeos la media es el 20%).El café en Portugal no solo es rico, es una excusa para el encuentro.

Si llegaron hasta acá, ¡bienvenidos!, si recibiste este mail es porque me lo pediste o porque supuse que te podría interesar. Este es un pequeño espacio que surgió a partir del pedido y de charlas con amigues para que cuente “cosas” (así de amplio el pedido) de Portugal. Espero que les guste, como a mi me gustó recordar momentos vividos, averiguar datos, hablar con gente que sepa de los temas, y escribirlo. La idea es que les llegue lunes por medio a sus correos. Si quieren comentar cualquier cosa pueden responder al mail, se aceptan pedidos, puteadas, recomendaciones, transferencias de dinero o pedido de no estar más suscriptos. Los dejo con el apartado que cerrará cada newsletter, el de los datos, historias o rumores no confirmados. Abrazo!
Historias no chequeadas: la Bica
Siempre me sorprendió que no haya una explicación 100% confiable de por qué los lisboetas llaman “bica” al café expreso. La historia que más me gusta nos remonta a la llegada de las primeras máquinas de café expreso a Lisboa y a un tradicional establecimiento de la ciudad, A Brasileira, pionera en importación de café brasilero para venta al público, que decidió en 1908 abrir un salón de café, una cafetería. La novedad del espresso, un café más concentrado y más fuerte al que acostumbraban a servir hizo dudar a los dueños sobre si gustaría a los clientes, por lo que comenzó a ofrecerlos con un pequeño aviso: “Beba isto com açúcar”. Bica.
Hermoso texto gusfc5!
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